Gnecchi + Strauss, DOB

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Foto: DOB

El pasado viernes aterricé en Berlín, caía una tímida nevada. Poco antes de las siete de la tarde ya estaba en la Deutsche Oper Berlin (DOB) dejando mi abrigo en uno de los múltiples mostradores, muestra de la organización germana.

La primera impresión al entrar en la DOB es la cantidad de espacio que hay disponible para que el público deambule y donde pueda conversar, tomar una copita y cenar si el hambre aprieta. En los pasillos de la entrada a la parte alta de la platea se exhibían fotos de los intérpretes de la producción y unos carteles explicando sucintamente la trama de las dos obras que se presentaban. No sé si esto se hace en cada producción pero me pareció una iniciativa interesante.

La edad media del público de platea es alta, a simple vista se detectan multitud de cabezas plateadas. Comparado con el DOB el público del GTL es una juventud envidiable.

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El programa lo componían dos óperas que en su tiempo crearon cierta polémica, Cassandra (1905) de Gnecchi y Elektra (1909) de Strauss. El emparejamiento resulta interesante porque una vez estrenada la ópera de Strauss la Rivista Musicale Italiana, en el mismo 1909, publicaba el artículo Telepatia musicale donde se revelaban no pocos puntos comunes entre ambas obras. La verdad es que una vez escuchadas ambas otras, una detrás de otra, no supe apreciar la telepatía musical que se defiende en el artículo. Para quien lo desee puede leer sobre el tema y escuchar fragmentos de la ópera de Gnecchi.

Me sorprendió gratamente la ópera Cassandra de Gnecchi, aunque preconiza la música de Strauss tiene unos tintes puccinianos innegables, especialmente en la parte del tenor. El elenco estuvo a buen nivel y aunque tenía mis reservas sobre Susan Anthony en el papel de Clitennestra lo cantó bien, la verdad es que el papel no tiene grandes exigencias en la zona aguda. También me gustaron Malgorzata Walewska como Cassandra, el tenor Gustavo Porta como Agamennone y Piero Terranova como Egisto.

A continuación Elektra, que retoma el drama años después donde lo deja Cassandra, con Jeanne-Michèle Charbonnet en el papel principal y omnipresente en escena en esta producción. A pesar de que la Charbonnet me gustó como Senta, en el Holandés Errante de la pasada temporada liceísitca, como Elektra en esta ocasión el vibrato en el registro agudo es notable. El resto del elenco estuvo muy bien. Destacamos a Jane Henschel como Klytämnestra y Manuela Uhl como Chrysothemis.

La producción no es para el recuerdo. El escenario se compone por unas paredes doradas con una ventana alta enmedio que se abre en varias ocasiones y los elementos teatrales son mínimos en Cassandra. Para Elektra el suelo del escenario se llena de una especie de serrín oscuro por donde deambulan todos los personajes. Se da la sensación de que se mueven por arenas movedizas ya que los personajes están hundidos en esa especie de serrín hasta más arriba de los tobillos según donde estén situados en el escenario.

La función tuvo una buena y merecida acogida por el público, a pesar de la producción. La labor de la Charbonnet fué especialmente reconocida por el público.

Veremos qué pasa con el DOB ahora que el otro teatro de ópera de la ciudad, Staatsoper Unter den Linden (UDL), aprieta fuerte y está resultando una dura competencia.

Publicado el 19 noviembre 2007 en Sin categoría y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.

  1. Podría ser eso, sí… Pero la verdad es que paseándome por los pasillos tampoco es que viera mucha juventud… 😉

  2. ¿No será que en Berlín la gente NO se tiñe el pelo?

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